Relaciones saludables: Claves para revisarlas y construirlas

¿Cómo sabes si una relación te hace bien?

Quizá no siempre es fácil responder a esta pregunta. Las relaciones que compartimos —pareja, amistades, vínculos familiares o laborales— no son estáticas ni simples. Al igual que nos pasa en formato individual, las relaciones se construyen, se revisan y se transforman a lo largo del tiempo. Y aunque no hay una receta única, sí hay algunas preguntas que pueden ayudarnos a cultivar vínculos más amables, seguros y recíprocos.

Este mes, en Sinergias Psicología, queremos invitarte a una reflexión compartida sobre cómo construir relaciones saludables sin perderte de vista, sin cargar con todo y sin imponer una idea única de lo que “debería ser” una relación positiva.

Señales de una relación que hace bien

Las relaciones saludables no tienen porqué ser perfectas, pero sí deberían permitir el cuidado mutuo. A veces no sabemos identificar qué es lo que hace que un vínculo nos nutra, pero el cuerpo y las emociones suelen tener pistas.

Algunas señales de que se está dando la construcción de relaciones saludables pueden ser:

  • Puedes expresarte sin miedo a ser juzgad@.

  • Sientes que tus límites son respetados, incluso cuando hay desacuerdo.

  • Hay espacio para el conflicto sin miedo a que la relación se pueda romper.

  • Puedes ser tú mism@, sin necesidad de sostener un personaje.

  • Sientes que el cuidado es mutuo, aunque no siempre simétrico.

Estas señales no son verdades absolutas, sino invitaciones a revisar cómo te sientes. ¿Qué otras pistas te da tu cuerpo o tu historia sobre si una relación te hace bien?

Responsabilidad emocional ≠ cargar con todo

En los últimos años se ha hablado mucho de la responsabilidad emocional en redes sociales. A veces, esa idea se ha confundido con “hacerse cargo de todo lo que la otra persona siente”, como si cuidar a alguien significara resolver su mundo interno.

Pero desde una perspectiva relacional, hacerse cargo no es cargarse. Es reconocer lo propio y ponerlo en diálogo con el otro, sin perderse de vista. Es poder decir: “esto es mío, esto es tuyo, esto es del vínculo”.

La responsabilidad emocional no va de perfección. Va de honestidad. De revisar lo que sentimos y necesitamos, y atrevernos a compartirlo sin imponerlo.

Cómo gestionar lo emocional en los vínculos

En las relaciones reales, las emociones se cruzan, se enredan, a veces chocan. No siempre sabemos cómo comunicarlas, y eso puede ser normal.

Gestionar las emociones en los vínculos no es tenerlas todas resueltas, sino ser capaces de reconocerlas, aunque sea a medias. De pausar antes de reaccionar. De reconocer cuándo estamos proyectando algo nuestro. De dar espacio a la otra persona sin dejar de habitar el nuestro.

No hay técnica mágica. Pero las preguntas pueden ser aliadas:

— ¿Qué estoy sintiendo? ¿Con qué me conecta? 
— ¿Qué necesito para cuidarme en esta situación?
— ¿Qué está en mi capacidad de control cambiar o mejorar de esta situación?

Cuidar y cuidarse sin desaparecer

Las relaciones saludables no anulan las diferencias. Las abrazan. Permiten el encuentro, pero también los espacios individuales. Y sobre todo, no convierten el cuidado en un sacrificio constante. Esto nos habla de dos lados del cuidado: el propio y el ajeno.

Muchas veces, cuidarse a un@ mism@ también es una forma de cuidar el vínculo. Esta es una idea que también encontramos en redes sociales con bastante frecuencia, pero podría encerrar una pequeña trampa en la que solo vemos nuestro ombligo. Que necesitemos cuidarnos para poder estar bien, no justifica una «desaparición» extrema y sin ningún tipo de comunicación ya que eso puede que tampoco cuide a la otra parte.

Y por otra parte, cuidar sin desaparecer, habla de no perdernos a nosotras mismas (nuestra individualidad) en el acto de cuidar de otras personas.

Quizá el reto está ahí: en sostener la danza entre el yo, el tú y el nosotros. Entre el cuidarnos, cuidar y que nos cuiden. No siempre será fácil. Pero cuando hay intención, escucha y respeto, es posible construir relaciones más justas, más cálidas, más conscientes.

Para llevarte contigo…

Te dejamos algunas preguntas que puedes explorar si quieres continuar reflexionando y revisar cómo te sientes en tus relaciones:

  • ¿Qué me ayuda a sentirme segur@ en un vínculo?

  • ¿Qué tipo de cuidado necesito en este momento de mi vida?

  • ¿Cómo sé que una relación me está haciendo bien (o no)?

  • ¿Qué espacio estoy dejando para que el otro también se exprese?

  • ¿Estoy pudiendo nombrar lo que siento… o me estoy guardando algo?

Gracias por estar aquí.

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