Cómo mejorar la autoestima cultivando cualidades profundas: de la autocompasión a la resiliencia
Cuando hablamos de mejorar la autoestima, solemos pensar en ganar confianza, dejar atrás la autoestima baja o sentirnos mejor con nosotras mismas. Sin embargo, nos gusta mucho más la idea de que la autoestima no es un rasgo fijo ni un destino. Es un proceso continuo que se enriquece cuando desarrollamos ciertas cualidades humanas que nos conectan con quiénes somos, más allá de lo que hacemos o de lo que opinan las demás personas.
En este artículo te proponemos profundizar en algunas de estas cualidades que podrían ejercer como buenas aliadas para cultivar una autoestima más sólida y consciente. Una mirada que va más allá de los tradicionales seis pilares de la autoestima, para ampliar el mapa con el que nos miramos.
Qué es la autoestima y por qué no basta con «pensar en positivo»
La autoestima suele definirse como la percepción que tenemos sobre nuestro propio valor. Es decir, cómo nos valoramos y nos tratamos a nosotras mismas. Pero no es un concepto sencillo ni lineal. La autoestima se construye en la interacción entre nuestra historia de vida, las creencias que sostenemos, nuestros logros y fracasos, y la manera en que interpretamos todo ello.
Por eso, simplemente «pensar en positivo» no basta para mejorar la autoestima. Tampoco es solo un tema de estática, logros o de repetirnos frases motivacionales. Se trata de un trabajo interno que implica revisarnos, comprendernos y desarrollar ciertas habilidades y actitudes que nos sostienen.
7 cualidades que fortalecen y enriquecen la autoestima
1. Autocompasión y autoaceptación
Cuando la autoestima está baja, solemos ser especialmente duras con nosotras mismas. Aparece la crítica, el juicio, la culpa. La autocompasión es la capacidad de tratarnos con la misma amabilidad con la que trataríamos a una amistad que está sufriendo. Y la autoaceptación implica abrazar todas nuestras partes, incluso aquellas que no nos gustan tanto o que nos cuesta mostrar.
Cultivar estas cualidades no solo nos ayuda a sentirnos mejor, sino que también genera un espacio interno más seguro desde el que afrontar los retos de la vida.
2. Autoconocimiento y autoconciencia
Mejorar la autoestima pasa necesariamente por conocerse. Pero no un conocimiento superficial, sino uno que nos permita identificar nuestras fortalezas, nuestras heridas, nuestras necesidades y deseos.
La autoconciencia es la capacidad de observarnos con objetividad, reconociendo nuestras emociones, pensamientos y comportamientos sin juzgarlos de inmediato. Desde ahí podemos decidir qué queremos cambiar y qué queremos cuidar.
3. Autoeficacia
A veces se habla de autoestima automática, como si hubiera personas que simplemente se sienten válidas y valiosas sin esfuerzo. Pero en realidad, esa sensación se construye en gran medida sobre la autoeficacia: la creencia en nuestra capacidad para afrontar los retos que la vida nos presenta.
No se trata de tener éxito siempre, sino de confiar en que podremos encontrar la manera de intentarlo, de pedir ayuda o de aprender lo necesario para avanzar.
4. Sistema de creencias
Nuestro sistema de creencias actúa como unas gafas a través de las cuales interpretamos el mundo y nuestro lugar en él. Si creemos que para ser valiosas debemos ser perfectas, productivas o siempre agradables, nuestra autoestima se resentirá cada vez que no cumplamos esos estándares.
Revisar nuestras creencias limitantes es fundamental para fortalecer la autoestima. A veces implica cuestionar mensajes que hemos recibido desde la infancia, la cultura o determinadas experiencias de vida.
5. Resiliencia
La resiliencia es la capacidad de adaptarnos y crecer a partir de la adversidad. Las personas con una autoestima profunda no son aquellas que no han sufrido, sino aquellas que han logrado reconstruirse, resignificar sus experiencias y seguir adelante con más recursos.
La autoestima se alimenta de esos momentos en los que descubrimos que somos más fuertes o más capaces de lo que pensábamos.
Nuestra autoestima también se moldea en el espejo de las relaciones. El feedback social que recibimos, sobre todo de personas significativas, influye en cómo nos vemos.
Por eso es importante rodearnos de vínculos que nos reconozcan, nos respeten y nos impulsen a crecer. A veces, mejorar la autoestima pasa por cuidar el entorno que nos rodea.
7. Humildad y responsabilidad
Una autoestima sana no es arrogante ni infalible. La humildad consciente nos permite reconocer nuestras capacidades sin dejar de ver nuestras áreas de mejora. Asumir la responsabilidad de nuestro propio crecimiento es un acto de madurez que fortalece la percepción que tenemos sobre nosotras mismas.
Mejorar la autoestima es cultivar, no conquistar
A veces buscamos mejorar la autoestima como quien busca una meta: llegar, conquistarla y olvidarse del tema. Pero la autoestima no es una cima que se alcanza, sino un jardín que se cultiva. Algunas temporadas estará más frondoso, otras necesitará más cuidado. Y está bien así.
En Sinergias Psicología creemos que ese cultivo es más rico cuando lo hacemos con conciencia de todas las cualidades que nos sostienen. Si quieres seguir explorando cómo fortalecer tu autoestima, te invitamos a suscribirte a nuestra newsletter: este mes, compartiremos un recurso práctico para mirar tu historia con otros ojos y trabajar en el proceso de cultivar tu autoestima.
Reflexión final:
Ahora que hemos explorado algunas de las cualidades que pueden tener una importante influencia sobre nuestra autoestima (y viceversa), nos gustaría cerrar este artículo como más nos gusta: invitándote a reflexionar.
¿Cuál o cuales de estas cualidades crees que te acompañan hoy? ¿Cuál o cuales te gustaría cultivar más?
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- Libro: El hombre en busca de sentido, de Victor Frankl. Es una obra fundamental para comprender la resiliencia desde la experiencia extrema del sufrimiento. Frankl, psiquiatra y superviviente de los campos de concentración nazis, explora cómo la búsqueda de sentido en medio de la adversidad puede sostenernos incluso en las circunstancias más deshumanizantes. Su propuesta de la logoterapia defiende que el sentido vital es un motor esencial para superar el dolor, el trauma y la desesperanza. Es un libro que trasciende la teoría y ofrece una mirada profunda sobre la capacidad humana de rehacerse frente a la pérdida y el horror.
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